PREPARACIÓN DEL CASCO – Superficie rugosa o lisa?
Desde hace un largo tiempo hay un intenso debate sobre como preparar un casco
para optimizar su rendimiento en el agua, para reducir al máximo la resistencia
al avance. Grandes navegantes de Vela Ligera, amparados por un brillantísimo
palmarés deportivo, han preparado sus barcos y han publicado libros
explicándolo, de maneras bien diferentes.
Durante mucho tiempo, tal vez porque las librerías náuticas de nuestro país
disponían sólo de libros que publicaban estas ideas, se prodigó la idea de
acabar el casco dotando a su superficie de una estructura granulada. En las
marinas podías ver a muchas tripulaciones con el barco volcado, sobre
neumáticos, y frotando el gelcoat con papel de agua del 400, que es lo que Paul Elvström indicaba como
óptimo en su libro.
El mismo autor de estas líneas compró por aquella época un 470 y antes de
estrenarlo se dedicó a trabajar todo el casco de esta manera.
La idea es que esa rugosidad, la que te proporciona lijar multidireccionalmente
el casco con papel de agua del número 400, provoca que una película de agua se
quede permanentemente pegada a la superficie del casco, lo que produce una
fricción agua con agua, menor a la de casco con agua. Parece lógico y es un
argumento que no carece de elegancia. Como diría un italiano, "se non é
vero, é ben trobato".
Poco después de aplicar el citado tratamiento al casco de mi 470, un buen amigo
mío, Miguel Noguer, del Equipo Olímpico Español de la
clase Flying Dutchman, me
dijo que ellos usaban papel del número 1200. Y sólo para limpiar el casco en
las zonas donde hubiese necesidad. Que un casco salido de un astillero no
necesitaba de ninguna manera un tratamiento especial. Al contrario, que era
mejor incluso usar pulimento para afinar el casco al máximo, que la película de
agua que se queda adherida al casco mediante el uso de papel de agua no hace
sino aumentar el peso del barco. "Pifiada", me dije yo. Siguió
hundiéndome un poco más en la miseria diciéndome que el gelcoat es un material
muy caro, que los astilleros usan en muy escasa cantidad, y que el uso de papel
de agua en el casco (y más aún uno agresivo como es el 400) lo que hace es
reducir drásticamente el grosor de ese precioso material y devaluar el barco de
cara a su reventa. Poco después mi amigo ganó la medalla de oro en los Juegos
Olímpicos de Moscú, por lo que sus teorías no podían ser erróneas.
Durante años di esa teoría por cierta. No tenía el menos motivo de duda sobre
su validez, y menos cuando mi amigo siguió aumentando su palmarés de una manera
abrumadora. Pero algo tenía que pasar. Algo que me sumió en la más absoluta
perplejidad: Toni Riera, preparador de material del Equipo Olímpico Español,
con el que me honro de tener una amistad que se remonta a muchos años, había recibido
el encargo de Jordi Calafat
de preparar el casco de un 470 usando papel de agua. Es más, la obra muerta con
un número y la viva con otro más agresivo...
Jordi Calafat está
considerado como uno de los genios de la Vela española. Medalla de Oro en los
Juegos Olímpicos de Barcelona, varias veces Campeón del Mundo, siempre en la
clase 470. Patrón de una técnica y una intuición fuera de lo común, de otra
galaxia.
¿Qué está pasando aquí?, ¿en qué quedamos? La respuesta me la dio el mismo Toni
Riera, hombre de una amabilidad sólo comparable a su altísimo nivel técnico.
Por muchos, empezando por mí, es considerado como la persona que sabe más de
material del mundo. El Equipo Olímpico español le debe buena parte de sus
triunfos. Las soluciones a las maniobras de a bordo, las piezas por él
inventadas, han facilitado mucho la labor a nuestros regatistas de élite.
Tal como Toni Riera me dijo, es cierto que un casco rugoso es ligeramente más
rápido que uno liso, que la película de agua, pese a representar un incremento
de peso, reduce la fricción del casco. También es cierto que la capa de gelcoat
es mínima y no debe castigarse. Pero también es cierto que tener el casco liso,
como me aconsejaba Miguel Noguer, tiene sus ventajas:
el casco rugoso absorbe suciedad y deja de tener ventajas rápidamente, por lo
que el liso va mejor durante más tiempo.
Es decir, todos tienen razón. Estamos como al principio. ¿Cuál es entonces el
denominador común?, ¿en qué se parecen el 470 de Jordi
Calafat y el Flying Dutchman de Miguel Noguer? La
respuesta me la volvió a dar mi muy apreciado amigo Toni Riera: el casco puede
ser rugoso o puede ser liso, pero lo que si debe ser es perfecto. Ni una sola
rallada, los cantos rectos bien afilados, los labios de la orza en inmejorable
estado, el timón y la orza perfectos. Sólo una de esas cosas que no sean así y
lo de menos será del acabado exterior del casco. "Y sobre todo, sobre
todo...ser mejor que los demás", me dijo entre risas.
Eduard Rodes
Patrón RS 800
C.N. El Masnou
Barcelona, España